Maria Gutiérrez,
la encuadarnadora de los grandes restaurantes
Maria Gutiérrez empezó como aprendiz en un pequeño negocio de encuadernación artesanal en el Barri Vell de Girona. De eso hace cerca de 50 años y en todos estos años no ha parado de reinventarse, logrando que su negocio esté más vivo que nunca en un oficio que parecía extinguido. Ésta es la gran proeza de esta emprendedora de 62 años y que se enorgullece de haber encuadernado libros para la familia real española, para el Papa Juan Pablo II, para la familia presidencial de EEUU, Kennedy, o para el propio Amancio Ortega, propietario de Zara.
¿Qué es la encuadernación?
Es el hecho de coser pliegues o cuadernos de texto y ponerlos cubiertas. El cliente nos trae el original de la obra o el manuscrito que quiere, y nosotros le realizamos la cubierta y toda la parte de fuera del libro. Naturalmente que nuestro trabajo es artesanal y actualmente en las grandes editoriales el oficio se da por desaparecido, pero nosotros seguimos haciendo encuadernaciones para diferentes clientes que buscanalta calidad, un trabajo personalizado y diferenciar -se de todo y de todos. Conoces el oficio en Auca, un pequeño encuadernador en el Barri Vell de Girona. En 1968 Joan Roqueta tenía una empresa de encuadernación. Era un pequeño artesano del que aprendí todo lo que sé. Teníamos clientes gerundenses y también de fuera y se nos conocía por la calidad de las encuadernaciones. Ya por entonces recibimos un encargo de la familia Kennedy para realizar un álbum fotográfico familiar. ¡Aún no sabemos cómo nos llegó el encargo desde EEUU en un momento en que no había ni correos electrónicos, ni webs, ni nada! Seguramente una persona muy cercana a la familia de los políticos americanos que veraneaba en la Costa Brava contactó con nosotros. Y realizamos la encuadernación de este álbum de fotos familiar.
No es habitual que una encuadernadora gerundense tenga como clientes a la familia Kennedy…
Y la confianza que nos hizo, porque piensa que nos dejaron todos los originales, es decir, todas las fotos familiares. Fue un reto, sí que es cierto, pero también tengo que decirte que lo hicimos de la misma forma que tratamos a todos nuestros clientes. De forma artesanal, de alta calidad y totalmente exclusivo. Es nuestra forma de trabajar. Después de 15 años creas tu propio taller de encuadernación… Al jubilarse el propietario del Auca decidí crear Encapça, una cooperativa creada a partir de un programa de inserción laboral Ayuntamiento de Girona. Pero no fue fácil encontrar personal, porque aquí estamos hablando de aprender un oficio y son necesarias aptitudes. No es una profesión como otra, que puedes llegar a aprenderla. En el mundo de la encuadernación, si no hay aptitudes, es imposible que aprendas el oficio.
Vienen unos años de cambios, el mundo digital, pero tú mantienes tu compromiso con el oficio de encuadernadora.
Piensa que habíamos hecho la encuadernación de los libros de sentencias Aranzadi, por el Registro Civil, las actas del Parlament de Catalunya, trabajos por organismos oficiales, pero poco a poco esta vertiente artesanal fue desapareciendo y teníamos que reciclarnos. Reciclar o cerrar. Empecé a ir a ferias y me llegó un cliente de uno de los mejores restaurantes de Perpiñán, que quería que le encuadernáramos la carta del restaurante. Un trabajo muy complicado, porque debía hacerse en pergamino. Quedaron muy contentos y de ahí nos vino otro cliente de un restaurante del norte de Francia, y fue cuando empezamos a hacer cartas para restaurantes. Eran los años 90, un nuevo trabajo que desconocías y consigues hacerte un nombre en el campo de la alta restauración.
Grandes restaurantes te piden que hagas sus cartas.
Nunca he sabido decir que no a un cliente. Me han traído cosas que a priori pensaba que no sabría hacer y al final las he realizado y los clientes quedan muy satisfechos. Ahora existe un boom de la alta gastronomía y parece ser habitual encontrar cartas de restaurantesexclusivas, únicas y artesanales. Pero a finales de los 80 y principios de los 90 era una novedad y fui pionera en ese campo. Empecé a especializarme en este mundo, haciendo cartas por grandes restaurantes y hoteles lujosos que querían dar un valor añadido a su establecimiento. Restaurantes tanto de aquí como de afuera. Viendo una muestra de los trabajos que has realizado, existen actualmente muchos grandes restaurantes.
¿Te has beneficiado de este boom de la alta restauración?
Por supuesto que me ha beneficiado, pero también creo que mi trabajo les aporta un valor añadido. Si no, no lo harían. Tenemos clientes como Ábaco, de Jordi Cruz, Nandu Jubany, Carlos Gaig, Pepe Rodríguez de Bohío, Berasategui, Lakasa, el grupo A’Barra y Bo.TiC de Girona, entre otros muchos. A veces el diseñador quiere cosas determinadas, pero siempre escucha mi criterio. Los clientes nos dan mucha libertad de creación y esto es fundamental. Piensa que la carta es una de las primeras tarjetas de presentación cuando uno se sienta en un restaurante. Y con un producto de calidad, que cuida todos los detalles, y artesanal, el cliente comienza a tener una experiencia. Y esto se valora cada vez más y nuestro cliente lo sabe. De la misma forma que su cocina es diferente y única, su carta también debe serlo. No se pueden encontrar una carta como la que pueden tener en una franquicia de comida rápida. Esto también debe ser exclusivo. Pero ese boom tiene un límite.
Por ser artesanales no puede coger todos los encargos que le pueden llegar.
¡Por supuesto! Nosotros somos una empresa artesana que, como te decía, lo hacemos todo pieza por pieza. Si quisiéramos abarcarlo todo, muchos de nuestros clientes tampoco lo quisieran porque dejaríamos de ser artesanos. Este tipo de clientes tampoco buscan realizar miles y miles de ejemplares. Buscan cosas exclusivas, únicas, y esto es lo que sabemos hacer nosotros. Una imprenta puede imprimir 100.000 ejemplares en un día y en cambio nosotros por hacer 100 tardaremos dos semanas. Esto el cliente que viene a nuestra casa ya lo sabe. De hecho, es una de las cosas por las que viene a casa.
El oficio de encuadernador casi ha desaparecido.
Gracias al tema de la hostelería has podido mantenerlo… Piensa que ser encuadernador es un trabajo artesanal y lo sigue siendo hoy en día. Aquí todo lo hacemos a mano. Y lo hago sobre todo porque me gusta mi oficio. A veces recibo encargos de restaurar libros antiguos y, si tuvieras que contar las horas de trabajo, no sería un trabajo rentable. Pero disfruto haciendo lo que hago y muchas veces me cojo los dedos porque nunca sabes cuántas horas te llevará a realizar un trabajo determinado. Se hace pieza por pieza. Pero sí que es cierto que el oficio ha desaparecido y es una pena. Estudiar está muy bien y es necesario, pero en nuestro país tenemos un problema con la formación profesional, porque no se le ha dado la importancia que tiene. Prepararte por un oficio. Parecía que sólo los tontos debían hacer FP y creo que ahora va a cambiar. La gente quiere aprender un oficio, ser especialista o maestro en una disciplina. Hacen falta en el mercado.
¿Para qué personalidades ha encuadernado libros?
Como te decía, por la familia Kennedy, Paul McCartney, para la familia real española, el Papa Juan Pablo II, ahora hemos hecho uno para Amancio Ortega, el propietario de Zara, etc . Pero nunca podemos firmar nuestras obras. Como mucho ponemos nuestro logotipo, que es una mano.